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Mostrando entradas de diciembre, 2015

lo vi parado ahí

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Todas las preguntas que uno de hace en la vida Pueden resumirse en alguien que mira Sobretodo cuando mira escuchando voces Inclinadas en sonidos almacenados En una remota memoria popular Que el futuro puso en sus manos El porvenir es una esquina Se mueve de aquí para allá, una y otra vez Lo debemos cruzar como sea Agazapados o saltando en las alturas Siempre prestes a mostrar garras y dientes O apenas dándole la espalda al destino Total tenemos las manos enlazadas Alrededor de la magia de este bendito lugar
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Escribió, cual biólogo animador de palabras guerreras, sobre elefantes, jilgueros, abejas, boas constrictoras, grullas, halcones, caballos, lemures, rayas, perros, gatos, bambis, monos, jaguares, ratones, águilas, cisnes, sin olvidar jamás que el viento sopla las alas de la mariposa y el amor las sostiene, pero también dejó grabado en la memoria popular que solo con arte y mucha imaginación podremos destruir la mierda de esta ciudad, antes que la neutrónica explote y el mundo se quede sin agua.

Los ejes de mi carreta

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No hay que perder de vista el hecho tremendamente político y revolucionario de esta marcha que las Madres le plantaron a Macri el día de su asunción. La inolvidable noche,  que tuvo hasta un show espontáneo de tango en plena madrugada con el Indio Maldonado, los estudiantes del  IUNMa , movilizados, atentos, vigías; el laburo incansable de  Audiovisuales Madres , las charlitas con los cumpas con las Madres esperando el amanecer, un micrófono encendido para largar palabras por los parlantes e incentivar a que la gente no se durmiera ni se desmovilizara, la llegada del día con su tremendo operativo militar y después el gran desafío, aguantar los trapos y cantarle en la jeta al nuevo Pte "La plaza es de las Madres y no de los cobardes", mientras éste, provocador e insultante, hablaba y bailaba en el balcón de Perón y Evita. La nota de color la pusieron dos mujeres del Pro pidiendo saludar a Hebe, cosa que hicieron, incluso con un pedido de disculpas de una de ellas, des

Daniel’s Other Sea

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To think about Daniel’s poetry is something that transports me to the field of Dionysian disorder, to the word which revolutionates, and what first comes to my mind is piles of manuscripts and reports. The soul of Daniel’s poetry is just, and solely, a manuscript in its sacred materiality, in form and content, inextricable siamese twins connected by their central nervous system. What is a manuscript in Daniel’s work? A piece of wood craved by nails, found by the river in the south of an island. A pile of written paper, carried under the arm and finally lost in a bar. A briefcase full of paper cuts, drawing’s pieces and notes. Copies of images and texts in rough and powerful collages. Ordinary, and even so, stolen pens. Overlapped papersheets, stained by drink, smoke, paint or any feminine aromatic. A key that cannot open any door. Jacket’s pockets that contains only the useless. Clothes that don’t match. A lot of letters in blue, juxtaposed on white paper, on brown paper, to wrap up