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Mostrando entradas de octubre, 2018

La prostituta

Hace nueve años que consulto a una misma prostituta, una o dos veces por semana, según la ocasión. Cuando la conocí ella tenía 19 años y supe inmediatamente que algo muy fuerte iba a suceder entre nosotros. Y así fue. Nos hicimos amigos mucho después de tener nuestra primer relación sexual, y hoy, que tuvimos la última, nos consagramos a tratar de entender juntos esta rara ironía que me invade, cuando le digo que esa manera de encarar su oficio para conmigo, me evitó tener que abrevar en psicoanalistas, doctores en filosofía, hechiceros, ocultistas, adivinos u otros crepusculares impostores. El impostor, un notable relato de Silvina Ocampo, es su cuento preferido, y el suicidio, su gran desvelo. Jamás nuestros encuentros tuvieron una duración excesiva. Ella misma cambia de casa con cierta regularidad para evitar acostumbrarse a las paredes. El hecho fantástico siempre se resuelve con mucha sencillez. Nuestro pacto es así de trivial. Nos vemos, hacemos el amor, tomamos una copa de v

Última bola de la noche

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irreparable

desolado por haber matado a una cucaracha me dispongo a explicarle a koni que esta noche no haremos el amor matar cucarachas me produce un espantoso sentimiento de esclavitud y servidumbre, le digo me parece que vos no querés coger conmigo y le echás la culpa a las cucarachas, me dice tiene razón a veces cuando acaricio la cabeza de un gato siento que el universo me ha obsequiado un placer solo comparable al placer de hacer el amor con ella pero a veces sucede que la luz aplasta a la sucia oscuridad con la suela de mi viejo zapato y me transforma en un asesino en el arrabal humano siempre hay ruidos a vertebras jadeantes expulsadas, depredadas, exterminadas por el poder de turno pienso mientras acaricio el borde angelical de la espalda de Koni siempre tan soñada, tan untuosa tan mordida