Divino presagio

Es que a veces existe un divino presagio, dice la canción El remador mira las estrellas para iluminar su rumbo No para despertarse Ahora que cada palabra prometida es una desdicha Ahora que los miserables le encienden velas a Victor Hugo Yo te ofrezco el oscuro abrazo de mi voz apagada Como un amanecer insolente El corazón de la noche no cambiará de luz Y la sombra del viento que recuerda cuando apenas era niebla Seguirá protegiendo el denso soñar de tu amor Todo lo demás lo esconderá el hombre de la bolsa Tan lejos que ni vale la pena escribirle una carta Ella sonríe mientras me escucha decir tonterías Sabe que también le hablo, llevándomela