Del herrero y la piedra

Hendir las sombras
Clasificar las capas del color del fuego arrinconándolo en un castillo de azufre
Reparar piezas de un viejo astrolabio
Corregir manuscritos de dudosa procedencia.
A veces mientras envía cartas a destinos inciertos se fuma un cigarro hecho de Telas de arañas que no fueron nombradas ni por la Biblia ni por Lautreamont.
Recuerdo una tarde donde almorzamos unos macarrones
Rociados con ajos bien picados y ese toque de oliva tan reparador
Hablamos de Guimaraes Rosa, de Borges, de Ures
Mientras un par de recuerdos  fantasmales
Nos mostraban el camino de la disgresión lenta con apasionados poemas
Hace poco encontré este

"Subía una calle que daba al mar
Un silencio de ostras rondaba su abismo
No tenía auto ni moto ni bicicleta
Apenas un radar como pincel y algunos libros fecundados por el agua
La lengua del húmedo umbral
El vago quejido de las hojas del laurel
Y una buena piedra, forjaron la luz"

Comentarios

Entradas populares de este blog

Del buen amor y otras desdichas