La boca en la ostia

Nosotros,
Ofidios sin santidad, sombras verduleras
Nieblas del barrio
Que hemos cicatrizado las heridas del tiempo con
La oscura melodía de nuestra noche
Que supimos amar en la contradicción
El anónimo parto del destierro
Tenemos que dejarnos de joder con tanta misa rea
Con tanta mansedumbre
Y engendrar más obra y menos peste
Tenemos que volver a integrar  nuestros sistemas acústicos
A las corazonadas
A la risa emancipadora
A los tarros lustrados con huellas de cobras
Que son esos reptiles que a veces sueñan con nosotros
En las primeras páginas de los libros sagrados
Porque no hay un sentido
Hay máscaras de barro, remolinos huesudos, carnaval y tibieza
A nuestro alrededor
Y con eso tenemos que armar y desarmar
Al monstruo que vive con nosotros
Y que todo los días golpea la puerta parturienta del alba
Antes de que pasen los mormones.
De esta elección y no de otra
Depende el futuro del tinglado inconcluso 
Donde moran dos bolitas ilegales pero limpios











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