Una calle cualquiera



Esta calle cualquiera, tiene como cualquier calle, al menos una salida. Desde el punto de vista del observador, esa salida podría ser también una entrada, pero esta calle en particular es diferente. Esta es la calle que me lleva al río.
No voy a dar detalles de su localización o nombradía porque la encontré, hace ya unos cuantos años de forma casual, casi secretamente, como suele pasar cuando uno está buscando algo pero en realidad desea encontrar otra cosa.
¿Y a que parte del río me lleva esta calle sobriamente arbolada?
A una playa abierta que tiene uno de los panoramas mas asombrosos para ver todo el sur de la ciudad. Desde el tembladeral de edificios nuevos llamado Puerto Madero hasta los barrios periféricos que se hunden bajo la niebla del humo urbano.
Es un lugar único, que ha permanecido en soledad durante mucho tiempo y que, vaya a saber porque destino, no ha sido aún vendido, privatizado, loteado o enrejado por el intendente de turno.
Un sitio donde el aire puro asombra y nos invita a pensar y reflexionar sobre el estado del alma de uno y sobre el estado desalmado de otros, que una vez más, al enterarse de injusticias temerarias ejercidas por el poder político al pueblo, vuelven a mirar para otro lado, aunque ellos también formen parte del pueblo. ¿Otra vez van a decir que no sabían, que no se daban cuenta de nada?
Aquí, en este lugar donde solo se escuchan los pájaros y el viento, me siento en paz con la vida que me ha tocado vivir y con las decisiones que me ha tocado en suerte tomar.
A veces pienso ¿Porqué casi nadie viene aquí?
¿Les provoca desconfianza el hecho de que no haya nada para consumir ni nada que pagar o simplemente desconocen estos recodos del camino?
Aquí leo, miro el cielo, y a veces canto. No voy a decir que también nado para evitarles comentar sobre las aguas contaminadas.
Sobretodo hoy, cuando lo que está contaminado es la política. Y ya sabemos lo que pasa cuando se contamina la política.
Ellos se salvan pero nosotros nos ahogamos todos.





Comentarios

Entradas populares de este blog

Del buen amor y otras desdichas