El alfabeto de las piedras

El alfabeto de las piedras

una escritura que pueda leerse hasta en la muerte
nunca digas la verdad
nunca termines nada
nunca te des por vencido
no te prestes, no te dones
vaciar los signos para que fluya el lenguaje
breve ingravidez de la metáfora
suturar un amor que desangra
como dice Juarroz
un cuerpo desnudo solo puede abrigarse con otro cuerpo desnudo
dicho de otra manera: tu caligrafía es mi fortaleza
el dolor humano es único
su fragancia rara inspira
somos la esencia del perfume de la muerte
todo para obtener el aroma del lenguaje
como el inicio de un viento pelirrojo, intratable
nos envuelve en violencia y se transforma en un gran silencio tan blanco y tan joven que emana de su mezcla la belleza
una risa cruza los muebles
se monta sobre la mesas
indaga en los papeles todo lo que se haya escrito sin su bendiciòn
bucea curvas pronunciadas como cuando miramos el cielo sin ubicación preferencial
la ciudad está desocupada.
hay que estar muy atentos, sobre todo si uno camina por cierto pasaje donde
los pájaros son de una inquietante leveza, como cuando soñamos con personas muertas.
volviendo a los árboles
uno se menea entre tantas hojas llenas de tapires
balbucea palabras sin acentos
rompe el distanciamiento social con meditación y alevosía
los incendios exterminan la terca mirada del oso que habita en mi
suave ronroneo que se quema en el dulce  despertar de las inmensas olas secas.
nadie que ame volar se lanza  descalzo al vacío
yo tampoco
por eso es al ñudo que vengan a encarcelarme
no nació el juez ni el gendarme que pueda detenerme
ando por el mundo con malas companías
y quien me persiga terminará en el fondo del ojo de la pandemia
voy hasta el infinito
la única zona liberada que reconoce mi corazón
son tus besos
y ahora que tus manos enjabonadas aprendieron el lenguaje de la libertad
mi voz se escucha en todos los arrabales
en todos los barrios, en todos los suburbios
soy un espectro que sueña
una hendijas de Buenos Aires desolada a media luz de la orfandad
¿qué andará haciendo el mendigo a estas horas sino echándose un poema?
¿y tu remota voz que ya no se comunica conmigo?
¿tus violines?
¿la casa oscura? ¿el viento de la esquina?
no hay apuro cuando se espera un milagro
apenas ganas de romper el cerco
quedarse de apoliyo en la puerta
hasta que el barrendero me despierte y me diga
“flaco te vas a congelar las bolas, metete adentro vos que podés”
tiene razón
yo tengo abrigo
el trago del destino

No tengo pasado
nací en un paisaje que miro azorado, hiperespacio, no-superficie
el antiplano.
¿Qué entibia mis piés cuando se enfrian sino
tu ausencia y este hueco de ladrillo colorado?
Soy un montón de cosas que desconozco:
contrario a vos que siempre sos lq misma piel en crisálidas nómadas con el corazón pesado secándose al sol.
¿Leyeron El capullo rojo?
Hay una ciudad que no tiene lámparas, no tiene luces. ¿Saben por què?
porque no tengo pasado tengo libros
hago del tiempo mágico
lo mismo que hacía Guimaraes con el tiempo lobo
escribir o nada.
Las brasas de la humanidad arden sobre el fueguito que calienta la sopa
ojalá este invierno no falte un huesito p'al caldo
huesito caracú con vino tinto.
El viento quieto sopla sobre mi cuerpo y se lleva la luz que encenderá después sobre el capullo rojo.
en las manos
en tus gestos de aire comprimido
en mis encìas cansadas
sobre el viento, bajo los àrboles
inclinado caminando bajo el sol
en la inùtil sombra de tu atardecer
siguiendo el cauce del sauce
leo y releo
el alfabeto de la piedras
El mundo ha vuelto a ponerse oscuro y otra vez tu barrio se hundió en la melancolía. En la panadería el amanecer es un insulto, las caras bien dormidas portan un muy mal sueño y el arquetipo de nuestra cultura popular se mece sobre una hamaca desierta de cadenas  la imagen que juega a los dados con un vaso de whisky vacío, solo dos pedazos de hielo berreta  derritiéndose en el movimiento convulso del azar.
No hay que volver a empezar, hay que comenzar de nuevo. Improvisar con lucidez. Tener la capacidad de leer cada minuto con locuaz intuición.Y elijo locuaz para hablar de intuición no por la característica parlante de esa palabra sino por su capacidad demoledora de establecer un sentido allí donde no lo hay. Hay que improvisar e intuir todo el tiempo, otra cosa nos dejará encerrados en un cementerio ocupado por tecnócratas sin memoria y si bien los que piden la memoria total están exigiendo un absurdo, debemos impedir la obediencia debida y el punto final a los recuerdos que nos quieren imponer desde el poder. No hay memoria sin olvido es verdad, como no hay tortas fritas sin harina, por eso los nuevos territorios que hoy debemos conquistar, son los de la intuición y la improvisación. Improvisar, intuir, como un nadador entre el encierro y el silencio, como los poemas que se destrozan en la vías, como esa fuerza invencible que tiene el corazón, que aunque esté colgado y solo de un arnés, se hace martillo del herrero, pan popular, árbol, risa o verano.
¿Cómo anular las fuerzas de esta destrucción sino con gracia y lanzando al vacío esas palabras marchitas que creíamos haber olvidado?
Puedo ver cosas que no existen
Y mis pesadillas son luminosas como barrios sombríos
El sol atraviesa el universo pero mi memoria oscurece
Alguien golpea la puerta
Es un antepasado perdido en la oscuridad que pregunta por mi padre
Luz y tiniebla dice la biblia
La noche dentro del día, el día dentro de la noche
¿Qué cosa imperceptible lo envuelve todo?
Cada alma tiene una estrella en el cielo
Y su destino es encontrarse con ella cuando le llegue la hora.
Aunque no tengas recuerdos
Debes haber visto alguna vez una calle, un aljibe o una tumba
Esa es la verdadera trinidad
Confía en lo que lees, sospecha de las autoridades
La policía es una burla que invento un supersticioso
Y se volvió peligrosa
¿Si le rezás al diablo? ¿Pecarás?
¿Si descubres el truco del mago? ¿Entenderás?
Elegir el futuro no es tan sencillo
Pero se puede averiguar porque está escrito en el iris de Alejandra
Cuando mi madre suspira ante los tigres que yo fabrico en soledad
Es porque sabe, intrigada, que ellos existen
El buen querer es la unica ley que nos acecha
Y mis tinieblas, la garra que saluda al enemigo
Amenazado por una palabra inútil
Vuelvo a ocultarme en los huecos de unos ojos mudos
Hasta que, como una mueca vacía, alguien vuelva a soñarme

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