Una teoría sobre las aguas oscuras

Es hora de navegar tu oleaje y entibiar los papeles que sopla el viento
El mar de la sed rompe fetal en la playa, vigila su lento despertar sobre la arena caliente
Ella no deja de sonreir
Vuelve mojada a su cueva.
La recibe el Dios Cangrejo
Sangre joven si, en la yugular de la relva del sol.

Aquí en el barrio doña Graciana barre la vereda
Ya no hay polvo que pueda sacudir esta mujer atea y ciega como la vizcacha
Entonces se sienta en la puerta con el mate en la mano y la pava en el piso
Mira las corrientes de aire que son como amebas revolutivas
desatando breves brisas que le dejen en la cara el sabor oscuro
del agua y del mar.
Al fin yo, espectador de todo este prodigio
dejo que la cloaca de la historia se lleve toda la mierda a su destino final
y me quedo jugando con ellas
que no paran de reir.

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