Puedo inventar palabras
Aunque no puedo inventar la palabra amor
Y eso lejos de constituirse en un impedimento es un aliciente
¿Para qué inventar una palabra inacabada?
Es como construir una casa sin chimenea o una bombilla de plástico
Prefiero inventar una palabra completa
Cuya territorialidad exceda el universo
Una palabra sin patria pero con pueblo
Que transpire temblor y exude fútbol
En cuanto a las letras o al sonido que deban producir sus
Vocales y consonantes, me importa un bledo
Lo esencial es que antes de acostarme a conciliar el sueño
Esa palabra honre la presencia de todos los
Fantasmas que habitan la noche con su mera pronunciación
La única oscuridad será la que su grafía proyecte
Y cualquier luz será insignificante delante de su resplandor
Ese es el poder omnipresente, obscenamente carnal
Que me permite destrabar el cerrojo inanimado del silencio
Soy feliz de poder inventar palabras
En la plaza empieza a ocultarse el sol y refresca
Escucho estornudar a un tipo cerca
Sacó a pasear a su perro que mea y caga olfateando el aire
La palabra no aparece pero ya muestra las uñas
Es el conjuro de las mayorías populares capaces de
Inventar lenguajes enteros
A mi me sobra y me alcanza con una sola palabra
Que surja de una escena de escritorio
Mostrando una admirable capacidad de adaptación entre todas sus hermanas de sangre
Saludando impúdica y triunfal a sus compañeras de clase
Que al principio no la reconocerán y le serán esquivas
Soturnas, indiferentes. Siempre pasa.
No es cuestión de tiempo sino de espacio.
Ocupar un lugar en el mundo de las palabras es
Aprender a bramular entre fardos de cosas caídas
Y caminar sin rencor hacia el destino
Final de las palabras, el sepulcro de los libros.
Venerable cristalización de una raza desordenada
Hileras de eucaliptos azulados buscan ponerse de pié sin otro recurso
Que sus propias modulaciones.
Así es el viento

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